
Un fénix viajando: Elegí renacer viviendo
Enriqueta (@unargentinaenfrancia) nos cuenta cómo superó un momento difícil en su vida con los viajes. Nos comparte cómo logró sanar y lo que le dieron los viajes.
Si tienen una historia viajera para contar, algún texto para inspirar o quieren mostrarnos lo que descubrieron en sus viajes con una guía de viajes, ¿qué esperan para ser parte de nuestra Comunidad El Nidal? pueden leer un poquito más acá.
Coucou amigxs!
¡Bienvenidxs! Quiero agradecer a El Nidal por este espacio, que nos permite compartir un poquito de nosotrxs.
¡Aquí vamos!
Soy Enriqueta Rivas tengo 31 años, oriunda, de Barrio Jardín, Córdoba capital y sí, hablo cantando el inglés y el francés.
Todo comenzó en septiembre de 2016 cuando con 28 años me fui de viaje sola. Le dije a mi novio Matías (con quien estuve por 4 años), que era algo que necesitaba hacer sola. En ese entonces yo le dije “voy tres meses y vuelvo” (inocente paloma yo), y viajé desde Córdoba, Argentina, directo a Auckland, Nueva Zelanda con la working holiday visa (más info de esta visa acá), llevaba 1 maleta y ¡todo el miedo del mundo! siendo que, hasta ese momento, lo más lejos que me había ido había sido a Bs.As en avión con mi hermana. ¡Siiii así de loco! con solo tres noches reservadas en un hostel y el discurso en inglés preparado para preguntar al chofer del bondi dónde quedaba la calle del hostel. Ese viaje me voló la cabeza; ni idea que algo así podía enseñarme más que la escuela y la universidad juntas.
Previo a Nueva Zelanda estaba en un momento de mi vida en el que no sabía si realmente lo que hacía era porque debía hacerlo o porque quería; sin ir más lejos, de un día para otro, en 2013, mi vida giró 360 grados el día que mi mamá se fue de esta tierra. Ese día fue cuando TODO se desvaneció; todo lo que venía haciendo, todo lo que creí que era para mi o que hacía con un propósito, perdió su valor, su importancia; mi motivación ya no existía, simplemente ese día fue morir en vida. Aún hoy la recuerdo y lloro, siempre me va hacer falta, pero con el tiempo he aprendido a vivir sin ella.
Y, en este nuevo camino fue cuando decidí que iba ser yo la que elegiría volver a empezar y aprender a vivir por mí misma. Fue en ese camino donde me encontré rearmándome, descartando mis viejos pedacitos y uniendo los nuevos; siempre una parte de ella me va a acompañar.
En ese entonces recordé que viajar para mi era algo que no veía posible, lo veía lejano, hasta que descubrí que la nueva Enriqueta podía hacerlo posible; y, fue así que el viaje me regaló la posibilidad de escucharme, de desafiarme, de hacer eso que no sabía que era capaz. Siempre está la posibilidad de arriesgarnos, de probar y de errar ¡pero está bien! si erro lo puedo volver a intentar, y si no sale, no pasa nada; sé que me arriesgué y disfruté de ser libre, que elegí por mi misma, que aprendí cómo vivir por mi e inclusive aprendí otros idiomas (en la escuela era oído de piedra). La necesidad me hizo aprender el inglés y, hoy, el francés. Y mis ganas me hicieron meterme de lleno a estas culturas y éstos dos países que me enseñaron y enseñan a ver la vida desde otro ángulo.
Luego de ese año transcurrido en Nueva Zelanda nos reencontramos con Mati, mi novio, y viajamos al Sudeste asiático juntos. Fue ahí que decidimos emprender juntos esta nueva aventura de vivir en Francia de a dos, un nuevo reencuentro, y un nuevo desafío.
Hoy estoy viviendo en Lyon Francia junto a él. Llegamos hace casi dos años y ¡realmente es increíble cómo pasó el tiempo!
Llegamos ambos con la VVT –working holiday visa-, es una visa de trabajo y vacaciones que da el Gobierno francés a los argentinos; se obtiene en el Consulado francés en Buenos Aires y se pueden postular quienes tienen entre 18 y 35 años .
Hoy me encuentro con una visa de trabajo en cocina, donde aprendí un nuevo trabajo que jamás había hecho -sólo en casa-, y habiendo pasado una pandemia mundial.
Si me preguntan ¿te quedarías para siempre? La respuesta es: no lo sé. La verdad, no todo es color de rosas acá, así como tampoco lo era en Argentina. Tiene sus ventajas y desventajas, pero por el momento disfruto de estar y vivir acá.
Todavía quisiera mejorar algunas cosas, se que hay más oportunidades, pero siento que el cambio y la transformación ya son parte del crecimiento..así que aquí estamos, creciendo, adaptándonos y habituándonos a un país que no es el nuestro (¡y extrañando mucho a veces!). Pero mi hogar quiero ser YO, y que el lugar físico que elija sea para estar mejor.
Yo necesitaba salir de mi cuadra, de mi ciudad; necesitaba conocer personas, aprender de mi. Creo que es uno de los objetivos de todos, sin importar de donde vengamos y por lo que hemos pasado o estamos pasando; mientras más nos conozcamos, más lejos iremos. Por eso cada uno buscará y econtrará su camino.
¡¡¡Coraje para nosotrxs que estamos en este camino intentando, arriesgando y viviendo a nuestra dicha!!! y coraje para aquellos que aún lo están pensando. El riesgo de todo esto sería no haberlo intentando ¿no creen?
A bientôt lés amis ♡︎♥︎
Muchas gracias Enriqueta por compartir tu historia, es muy inspiradora, realmente.
En su cuenta de instagram @unargentinaenfrancia pueden encontrar un video que tiene sobre la VVT y, además comparte muchos datos y curiosidades sobre Francia.
Les dejamos dos notas más sobre Francia que les pueden interesar y una sobre nueva Zelanda:
Work & Holiday: vivir un año en Francia
Working Holiday en Nueva Zelanda
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Busan: qué no se pueden perder
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