
A bordo del Transiberiano: de Beijing a Ulán Bator
Los chicos de @periplonomade, Ana y Gus, nos comparten su viaje a bordo del Transiberiano.
Si tienen una historia viajera para contar, algún texto para inspirar o quieren mostrarnos lo que descubrieron en sus viajes con una guía de viajes, ¿qué esperan para ser parte de nuestra Comunidad El Nidal? pueden leer un poquito más acá.
Parecía una idea lejana de realizar, como los kilómetros que separan a la Argentina de Rusia. Pero las distancias son mentales, y en nuestras mentes estábamos decididos hacer el mítico Transiberiano.
Arrancamos el recorrido viniendo de un recorrido previo y toda una historia de reencuentros de pareja detrás. Australia, Sudeste Asiático, y desde Vietnam en tren ingresando a China, y todo por tren de sur a norte por ese país. Así que el Transmongoliano fue una continuidad de miles de kilómetros en tren desde Hanoi.
¿No era el Transiberiano? Bueno sí, también. Para los que no conocen cómo se denominan los tramos una breve reseña. En definitiva, el propósito de este artículo es que ustedes tengan información útil para animarse a abordar el ferrocarril más largo del mundo.
El Transiberiano como más se lo conoce, es una red ferroviaria por la que se mueven distintos trenes con distintos servicios, desde Moscú hasta Vladivostok, de oeste al este de Rusia con 9288 kilómetros atravesando gran parte de Siberia hasta el Pacífico. De ese troncal se dividen otras rutas alternativas: Transmongoliano (7600 km, pasa por Mongolia y llega hasta Beijing o Pekín) y el Transmanchuriano (8900 km, también hasta Beijing pasando por la región de Manchuria en China, pero no pisa suelo mongol).
Nosotros entonces hicimos la versión “Transmongoliana”, comenzando en Beijing con destino final a Moscú.
Además, existen diferentes ramales para poder llegar a otros pueblos por fuera de la ruta central, nosotros nos desviamos antes de llegar a Moscú de la ruta clásica del Transiberiano yendo por Kazán (línea a los Urales). Teníamos ganas de conocer la cultura de esa ciudad.
“El Transiberiano no es solo un ferrocarril: es una especie de alma, de esqueleto, de esencia de la Rusia profunda, zarista y estalinista, del mismo modo que el Volga es el alma de la Rusia europea y ortodoxa”
En Rusia, nos dio la impresión que es más valorado por los viajeros y turistas que por los propios rusos, que lo relacionan con algunas épocas críticas post comunista. Nos pasó que nos dijeran en un inglés siberiano… “pero que hacen por acá, que tiene de especial este tren”.
Para nosotros todo era muy especial. El tren es una muy buena manera de recorrer grandes distancias a ras de tierra y de ver cómo cambian los paisajes, las lenguas y las costumbres de los pueblos. Veníamos con ese medio de transporte desde Vietnam comprobando estas transformaciones.
El Transiberiano y sus versiones anexas unen Europa y Asia, atraviesan fronteras y husos horarios, pasan por innumerables ciudades y estaciones, en su trayecto se ve cambiar los paisajes, los ecosistemas, los idiomas, los climas, las religiones, las monedas.
De Beijing a Erlian – Zamyn-Üüd

El primer tramo que hicimos fue desde la capital china hasta la ciudad fronteriza de Erlian.
Fueron 707 kilómetros en un servicio local y tardamos 13 horas. Optamos por parar aquí porque era más económico y queríamos hacer la experiencia de ingresar a Mongolia de otra forma. Cualquiera sea la forma siempre hay que ingresar con transporte, tren o bus. La ciudad del otro lado, en Mongolia es Zamyn-Üüd.
Llegamos por la noche y paramos en un hospedaje. Dada la hora y la complejidad de China que veníamos experimentando no había muchas opciones. Solo era para dormir un rato.
Al mediodía fuimos a la estación de bus y cruzamos la frontera. Salida de China rígida y sin problemas. Ingreso a Mongolia más distendida y con algo más de simpatía. En marzo de 2018 entró en vigencia un acuerdo para que los argentinos ingresen sin visa (Nos informaron en Pekín luego de hacer un trámite que al final no hacía falta hacer). Así que fuimos los primeros argentinos, ante la sorpresa también de la agente de migraciones, en cruzar la frontera en esa condición.
De Zamyn-Üüd a Ulán Bator

Ya en tierras mongolas notamos el primer cambio, comidas más sabrosas (respecto de China), productos más occidentales y adivinen que encontramos en esta localidad fronteriza: ¡Bon o Bon! (de Arcor, empresa insignia de Argentina) ¿Made in Argentina?, no, venían importados de Brasil.
Cambiamos dinero en la estación (nos habían sobrado 100 yuanes -1 dólar igual a 6,24 yuanes en febrero 2018-) y los cambiamos por 37600 tughriks. En ese momento el cambio era 1 dólar 2390 tughriks. Sacamos pasaje en la estación hasta la capital de Mongolia, que distaba de esta ciudad fronteriza 606 kilómetros. Tardamos 14 horas.
Nos quedamos unos días en Ulán Bator y desde allí recorrimos por 5 días el desierto de Gobi. Aventura merecedora de artículo aparte. Como dijimos era final del invierno, pero el rigor de la baja temperatura se hacía sentir. En esa época el termómetro marcaba -16°C cuando llegamos a la capital mongola.
Ulán Bator es una ciudad muy particular y ese nos pareció su gran atractivo. Conviven edificios, hay solo unos pocos muy modernos, con gers o yurtas (vivienda utilizada por los nómadas). En menos de 500 metros puedes pasar del centro de la ciudad a calles de tierra rodeadas de restaurantes coreanos. No tiene Mc Donalds pero si un Burger King y se puede ver algunos bares irlandeses con comidas típicas de occidente pero lo más común es ver cosas típicas de la región. Los mongoles pueden ser muy sociables, pero no se sorprenden al ver extranjeros como si lo hacen en China (exceptuando Beijing y Shanghái)

En la capital mongola -que se recorre en uno o dos días- recomendamos el Templo de Gandantegcilen; la Plaza Sukhbaatar de gran diámetro, un lugar de encuentro para la gente local destacándose la estatua ecuestre de Damdin Sükhbaatar quien fue uno de los líderes de la revolución de Mongolia de 1921. Y por supuesto la estatua gigante del gran Genghis Khan el héroe nacional de este país a las afueras de la capital.
Algo curioso que observamos. Calculamos que cerca del 80 por ciento del parque automotor es de Toyota Prius (con el volante a la derecha), los híbridos que tienen una segunda vida después de ser descartados de Japón. ¡Y arrancan sin problemas en invierno con temperaturas extremadamente bajas!
Otros datos de Ulán Bator. Es la capital más fría del mundo, en verano la temperatura puede bajar a 0 grados y en invierno a -60. También es la capital más contaminada del mundo por sus centrales térmicas a carbón, sobre todo en invierno cuando se encuentran al máximo rendimiento, emitiendo gruesos chorros de gases contaminantes a la atmósfera. Esto no es gratuito, las muertes a causa de la polución y las enfermedades respiratorias son una constante, aumentando el gasto en salud en un país con escasos recursos.
De Ulán Bator a Irkutsk
Tomamos el único tren diario entre Mongolia y Rusia conectando Ulán Bator con Irkutsk. Fueron 23 horas de viaje para 521 kilómetros. El tren también se detiene en Ulan-Ude, lo que es una oportunidad perfecta para explorar la cultura de Buriatia.
En este tramo para hacer migraciones (ya bien entrada la noche) no hizo falta bajar del tren. En ambas fronteras ingresaban los agentes, nos pedían los pasaportes, se los llevaban y revisaban muy por arriba la litera.
¡Fue en el único tramo que viajamos en segunda clase!, el resto lo hicimos en tercera clase.
Y llegamos a Irkutsk. Siempre el cruce de fronteras a un país muy distinto suele ser complejo en las primeras horas, hasta que uno se adapta y comienza a entender cómo funciona.
Hablemos de las clases, en el tren corriente hay 3 clases:
- La tercera clase se llama Platzkart (плацкарт) o П y es la más popular y usada por los locales. Compartimentos para cuatro personas abierto, más dos camas en litera en el lateral, sobre el pasillo y una mesa en el medio.
- La segunda clase es la Kupe (купе) o К y ya cuenta con compartimentos divididos y cerrados con una puerta.
- Primera clase o Spanly Wagon o SV compartimentos cerrados para dos personas.
Como dijimos, preferimos la tercera clase, no solo por precio sino para que la experiencia de viaje sea la de interactuar con los rusos, ya que está todo abierto. Te proveen de sabanas. una frazada y una almohada. Ahora si buscas comodidad y privacidad te recomendamos en segunda o primera si tienes el presupuesto.
Pueden leer la segunda parte haciendo click en la foto:
Para tener en cuenta:
Los pasajes los fuimos sacando por tramo, en las estaciones o a través de internet. Era finales de invierno y no tuvimos problemas con la demanda de pasajes. Pero ojo que en temporada alta los billetes se agotan fácilmente. Se recomienda anticipación en este caso. En Rusia los sacamos por internet y los teníamos en el celular en forma digital. De todas formas, presentábamos solo el pasaporte antes del arribo ya que nos tenían en una lista también digital.
La compañía de trenes oficial de Rusia es RZD, ésta es su página web oficial. Se encuentra en ruso y en inglés.
En China fue más complicado sacar los pasajes, en ocasiones los sacamos por la web o íbamos a la estación y tratábamos que alguien que hable inglés nos entienda. Si bien hay una ventanilla para extranjeros, no siempre está habilitada. La paciencia fue fundamental.
Muy importante. Antes de ingresar a China contratamos un VPN, para puentear los cortafuegos y acceder a los servicios habituales fuera de China, como Google, Facebook, Instagram, WhatsApp, etc.
Muchas gracias Ana y Gus por compartir su experiencia en el Transmongoliano con nosotros! Pueden leer la segunda parte acá.
Pueden seguir las aventuras de los chicos y su hija Eka en su cuenta de instagram: @periplonomade. Para leer más acerca de sus viajes pueden entrar a su página web y chusmear:
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2 Comentarios
Sofi y Rodri
Excelente el artículo, nos encantó porque si bien escuchamos y vimos en alguna parte resto de este trayecto, jamás nos cruzamos con algo donde se encuentre todo tan detallado. Y la verdad que nos fascinan la experiencia del viaje que hicieron juntos, muy lindo, nosotros somos una pareja de Buenos Aires y la verdad que ver otras parejas viajando nos encanta demasiado por las experiencia que nos comparten.
Saludos desde Buenos Aires!
Sofi & Rodri
El Nidal
¡Qué bueno que les haya gustado y les sirva la información! es todo mérito de Ana y Gus, y sus ganas de contar su historia.